Cientos de personas desafiaron hoy el intenso frío de Chicago y salieron a la calle para exigir a Barack Obama en el día de su segunda investidura como presidente, que decrete de inmediato una moratoria en las deportaciones y “ponga fin a la destrucción de familias” indocumentadas. “Nosotros también tenemos un sueño: que un día no habrá deportaciones y que todos los inmigrantes serán tratados con dignidad y respeto, que podremos mantener juntas a nuestras familias”, dijo el reverendo José Landaverde, uno de los organizadores de la marcha. Con la ayuda de un megáfono, el pastor de origen salvadoreño arengó a los manifestantes que portaban carteles y marchaban acompañados por la música de una banda juvenil con tambores y trompetas.
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